El suelo radiante es conocido por su bajo consumo energético, lo que lo convierte en un sistema de calefacción y, en algunos casos, de refrigeración, altamente eficiente. Esta eficiencia se ve potenciada cuando se combina con tecnologías renovables, como la bomba de calor, lo que no solo optimiza el rendimiento del sistema, sino que también contribuye significativamente a la sostenibilidad y al ahorro energético.
¿Cómo funciona el suelo radiante?
El suelo radiante se basa en la circulación de agua caliente a baja temperatura a través de tuberías instaladas bajo el pavimento. Este calor se transfiere al suelo, que lo irradia de manera uniforme hacia el ambiente. Al funcionar a temperaturas más bajas que los radiadores tradicionales, el suelo radiante es altamente eficiente en términos energéticos.
Este sistema suele combinarse con una bomba de calor, que extrae energía del aire, agua o suelo para generar calefacción de manera más económica y ecológica. Los sistemas de aerotermia son particularmente eficaces en esta combinación, maximizando el ahorro energético y reduciendo la huella de carbono.
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Esquema básico de regulación
Una instalación de suelo radiante necesita un sistema de regulación mediante termostatos para su funcionamiento eficiente, incluyendo los siguientes equipos:
- Cabezales electrotérmicos: controlan el flujo de agua en los circuitos, permitiendo una regulación precisa de la temperatura.
- Termostato general: gestiona la producción de calor o frío de la bomba de calor según las necesidades del sistema.
- Centralita de regulación: permite conectar varios termostatos locales para controlar diferentes zonas de la vivienda.
- Termostatos locales: ajustan la temperatura en cada estancia de manera independiente.
Altura del suelo radiante
La altura del suelo radiante puede variar dependiendo del tipo de obra. En instalaciones nuevas, la altura suele ser de 7 a 10 cm, que incluye el panel aislante, las tuberías y la capa de hormigón. En reformas donde el espacio es limitado, se puede utilizar una altura reducida de aproximadamente 5 cm.
Componentes clave del suelo radiante
- Panel aislante: colocado debajo de las tuberías, evita la pérdida de calor hacia abajo y mejora la eficiencia del sistema. El tipo de panel aislante varía según la ubicación de la instalación.
- Tuberías :fabricadas en materiales como el polietileno reticulado (PEX), tienen baja rugosidad interna y barrera de vapor para minimizar la acumulación de sedimentos y garantizar un flujo constante de agua.
- Banda perimetral: instaladas en el perímetro de la habitación, absorben las dilataciones y contracciones del suelo debido a los cambios de temperatura, evitando la transmisión de calor a las paredes.
- Aditivo fluidificante: se mezcla con el hormigón para mejorar la transmisión de calor. Facilita el vertido del hormigón y reduce su porosidad. La capa de hormigón suele tener un grosor de unos 4 cm.
- Colectores: distribuyen el agua caliente o fría a los circuitos del suelo radiante. Incluyen caudalímetros para medir el flujo y válvulas de regulación para ajustar el paso del agua.
Ejemplo de instalación de suelo radiante
Para ejemplificar el proceso de instalación de este sistema, queremos mostraros el trabajo realizado por los profesionales de C&S Gasfriocalor SL, que utilizaron una Bomba de Calor Monobloc 2 de Baxi junto con paneles aislantes TFP de Baxi.
Esta combinación garantiza una alta eficiencia energética, proporcionando calefacción y refrigeración con bajo consumo energético y reduciendo los costes de la factura eléctrica. Los paneles aislantes TFP aseguran una distribución uniforme del calor, optimizando el rendimiento del sistema radiante y ofreciendo un ambiente confortable en todo momento.
Este tipo de instalación no solo muestra el potencial del suelo radiante cuando se combina con equipos de alta eficiencia, sino que también destaca cómo las soluciones energéticamente responsables pueden mejorar significativamente la comodidad y la sostenibilidad en cualquier espacio.
Desventajas del suelo radiante:
- Coste inicial elevado: suele ser una instalación más costosa en comparación con sistemas tradicionales.
- Inercia térmica: ofrece una respuesta más lenta para calentar o enfriar espacios.
- Instalación especializada: requiere de personal técnico cualificado para una correcta instalación.
- Limitaciones en la refrigeración: En zonas con alta humedad, puede causar condensación en el suelo, lo que puede ser un inconveniente.
Ventajas del suelo radiante:
- Eficiencia energética: consume menos energía al funcionar a bajas temperaturas.
- Compatibilidad con energías renovables: se integra bien con bombas de calor, maximizando el uso de energías renovables.
- Distribución homogénea del calor: el calor se irradia uniformemente desde el suelo, evitando puntos calientes o fríos.
- Estética limpia: al estar oculto bajo el suelo, no afecta al diseño de interiores.
- Refrigeración en verano: puede usarse para enfriar las estancias en combinación con una bomba de calor.
¿Por dónde empezar?
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